El crimen de un colegial que fue asesinado a golpes afuera del plantel educativo en el que estudiaba, en la Lucha de Los Pobres, en el sur de Quito, expuso la inseguridad y el peligro con los que viven los moradores de esta zona.

Así ocurrió el crimen

La tarde del 25 de noviembre de 2025, la víctima fue emboscada por dos sujetos en los exteriores del colegio y lo agredieron hasta matarlo. Según los familiares del menor de edad, los criminales habrían sido pagados por otro joven, quien supuestamente los habría contratado para que le hicieran daño.

Al parecer, este sujeto era el exnovio de una nueva amiga de la víctima. Él habría creído que ella era cortejada por el alumno asesinado y días anteriores los habría amenazado de muerte a ambos.

Inseguridad y temor

Carmen, madre de familia de otro estudiante del mismo plantel, comentó que el crimen del chico no es un caso aislado, sino la acumulación de hechos violentos que se han registrado en contra de la comunidad educativa de la zona.

Ella recordó que, hace dos semanas, sujetos desconocidos trataron de ahorcar a un estudiante desde un árbol que permanece en una terreno abandonado frente a la institución.

La víctima también habría sido amenazada de muerte por un inconveniente que tuvo con otro alumno que, al parecer, tiene relación con integrantes de una banda criminal que operaría por la zona.

El pedido de los padres

Por esta razón, los padres de familia convocaron a un plantón para exigir a las autoridades de la institución que traslade a los estudiantes de la jornada vespertina al horario de la mañana. Así pretenden evitar que por la noche, los alumnos sean víctimas de robos o violencia de pandillas.

Presencia de crimen organizado

En mayo del 2024, un taxista fue asesinado dentro de su vehículo, a pocos metro de donde ocurrió la golpiza del estudiante. Esto alertó a los vecinos sobre la presencia de criminales que pertenecerían a una agrupación delictiva.

Desde entonces, los robos han incrementado, según reportan los habitantes. Carmen aseguró que, como padres de familia, decidieron acompañar a sus hijos a la entrada y salida de clases para evitar que sean blancos fáciles para los pillos.

Ella afirma que luego de alertar sobre un intento de asalto a una chica, ella debe salir con mascarilla porque los ladrones le habrían amenazado. “No quiero que me reconozcan porque me pueden hacer daño”. 

Vecinos indignados con la Policía

Los testigos del crimen del adolescente indicaron que los policías llegaron media hora después, pese a que a pocos pasos de dónde estaba el cadáver existe una Unidad de Policía Comunitaria (UPC) de dos pisos.

La noche siguiente al asesinato, mientras familiares y conocidos del estudiante victimado velaban sus restos, un subteniente de Policía junto a dos acompañantes dialogaron dentro del retén. El oficial reconoció que la UPC no estaba abierta porque él estuvo ‘de franco’ (ocupó sus días libres) y que solo funcionó un día de esta semana, pero no fue en el que ocurrió la fatal agresión.

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