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Quito

Los vecinos denunciaron descontrol nocturno, lo cual motivó operativos en zonas residenciales.Franklin Jacome / Extra

Menores, alcohol y cero seguridad: así operaban las ‘discos’ camufladas en Quito

Operativos revelan aforos excedidos, bebidas ilegales y presencia de menores en locales irregulares en siete sectores residenciales

Lo que empezó como una noche normal en la Real Audiencia terminó revelando un desorden que viene creciendo en silencio. Cuatro restaurantes del norte de Quito fueron clausurados luego de que las autoridades descubrieran que, detrás de los manteles y las cartas de menú, funcionaban como discotecas clandestinas. Música a todo volumen, alcohol sin control y aforos reventados eran parte del panorama.

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En un operativo conjunto, la Intendencia de Policía de Pichincha y la Agencia Metropolitana de Control (AMC) inspeccionaron 13 locales del sector. De ellos, cuatro estaban convertidos en verdaderos bares nocturnos sin permiso. Para rematar, las condiciones de seguridad eran nulas.

Cero control en cirtas zonas de Quito

“Estos lugares no tenían salidas de emergencia, usaban instalaciones eléctricas improvisadas y no contaban con equipos contra incendios”, explicó Gustavo Chiriboga, supervisor de la AMC.

Según el funcionario, la Real Audiencia -conocida por su oferta gastronómica y ambiente residencial- se ha vuelto terreno vulnerable para actividades que se salen de la norma.

Los operativos forman parte del plan Quito en Control, con el que el Municipio busca ordenar el uso del suelo y frenar el crecimiento de restaurantes que, con una licencia básica, terminan funcionando como discotecas improvisadas. En uno de los locales incluso encontraron menores de edad, lo que encendió las alertas.

Municipales hallaron licor y menores de edad en locales denunciados por causar desorden nocturno.Franklin Jacome

“Aquí ya nadie pega ojo”

Para los vecinos, esto no es sorpresa. Dicen que llevan años advirtiendo y nadie les hace caso.

Rosa Andrade, moradora desde hace dos décadas, recuerda con nostalgia cuando el barrio era tranquilo. “Antes todo cerraba a las diez. Ahora, cada fin de semana hay música hasta el amanecer, peleas y carros pitando. Una ya no puede dormir”.

Asegura que la inseguridad se disparó. “Cuando los restaurantes se vuelven discotecas llegan borrachos, llegan motos, llega de todo. Y nadie controla. El barrio está pagando la falta de orden”.

Competencia desleal, denuncian restauranteros en Quito

El gremio formal de bares y discotecas también está contra las cuerdas. Martha Guerrero, su representante, asegura que estos locales clandestinos les han quitado clientela mientras ellos cumplen reglas estrictas.

“Para abrir un bar nos piden seguridad, sistemas contra incendios, aforo regulado y control de identidad. Si entra un menor, nos clausuran. Pero en estos restaurantes nadie pide cédula”, dice.

Afirma que el impacto económico es brutal. “Esto nos afecta en un 90 %. Cierran dos discotecas y abren diez restaurantes que hacen lo mismo. ¿De qué control hablamos?”.

Además, cuestiona la falta de coherencia en las autoridades. “Hay concejales que ni conocen la ordenanza. Llevamos tres meses pidiendo reuniones y recién se enteran del problema”.

Una ciudad que se desordena sola

La vicepresidenta de la Comisión de Uso de Suelo, Analía Ledesma, reconoce que el caos se repite en toda la ciudad.

“Around de universidades, escuelas y canchas ya hay elevadores, grafitis y abandono. Y algunos locales con preexistencias funcionan como cabarés o discotecas disfrazadas”, advierte.

Personal municipal mientras realizan los operativos.Franklin Jacome / Extra

La comisión analiza retirar esas preexistencias en zonas conflictivas, especialmente en La Mariscal. “La gente quiere una ciudad ordenada. Si no delimitamos dónde pueden funcionar bares y dónde no, esto seguirá igual”.

Desde la AMC, el director metropolitano de Instrucción, Ricardo Dávalos, asegura que lo de la Real Audiencia no es un caso aislado. “Lo vemos en La Mariscal, Calderón, Quitumbe, La Prensa y cerca de las universidades. Hay restaurantes que superan su licencia y operan como discotecas”.

En lo que va del 2025, la AMC ha iniciado nueve procesos sancionadores solo contra locales que, teniendo permiso de restaurante, estaban trabajando como discotecas.

Dávalos recalca que el problema va más allá del bolsillo. “Si un restaurante se vuelve bar sin condiciones de seguridad, hablamos de salud pública y seguridad ciudadana. Son focos de violencia, accidentes y consumo excesivo de alcohol”.

Los operativos continuarán, aunque la AMC evita dar pistas sobre los próximos sectores para no avisar a los infractores.

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