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El 60 % de los cables colgados en Quito están sin servicio: ¿Qué hace el Municipio?
Quiteños advierten de los riesgos que generan los cables que cuelgan en los postes. Municipio trabaja para soterrar 100 kilómetros
Margarita Pastor cruza los dedos para que las camisetas que ofrece no sean bombardeadas por caca de paloma. Ella es comerciante de ropa deportiva, que vende en los alrededores del Estadio Olímpico Atahualpa, en el norte de Quito, cuando hay partidos de fútbol.
El principal problema que tiene en su labor son las aves que se posan en los cables enredados que cuelgan entre los postes de luz. Hay días en los que se mueve hasta por ocho ocasiones para evitar que su mercadería se ensucie.
En las últimas semanas, el Municipio de Quito ha realizado un proceso de soterramiento de cables en esta y otras zona de la capital, para evitar ese y otros problemas que representa tener ‘tallarines’ negros colgados en el cielo.
Estas actividades forman parte de un plan que pretende cubrir 100 kilómetros de redes de soterramiento, lo que equivale a la distancia entre Quito y Ambato. Hasta el cierre de esta edición se ha avanzado 25 km.
Desde el 2023 se empezó a trabajar en las avenidas Patria y Colón; sectores como La Pradera, Calderón; y en la actualidad se realiza el soterramiento en zonas de los alrededores del Estadio Olímpico Atahualpa.
A un tramo de la avenida Ulloa, en el norte de la ciudad, no ha llegado este proyecto todavía, pues se puede ver cómo decenas de cables atraviesan las ramas de un árbol y esto, además de generar contaminación visual, provoca un peligro, según el morador Manuel Espinel.
Él tiene un taller donde fabrica muebles y comenta que cada vez que llueve existe temor de pasar por debajo del árbol, porque saltan chispas. “No sabemos si hay un cable de alta tensión que pueda provocar una desgracia”.
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Espinel añade que los trabajadores de las empresas de internet no retiran los alambres antiguos cuando van a instalar una nueva red en el sector, por lo que se siguen acumulando. “Desconocemos cuántos de esos cables sirven”.

Según la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop), el 60 por ciento de los ‘tallarines colgantes’ son conexiones muertas, es decir, cables que no dan servicio.
Ordenamiento de cables en Quito
La ingeniera Esmeralda Tipán, responsable de la coordinación de proyectos de soterramiento y de iluminación de la Epmmop, explica que las operadoras de internet y telefónicas no retiran el material de cableado cuando un cliente suspende o abandona el servicio.
En este contexto, la coordinadora señala que existe una normativa legal vigente en la cual se buscará un reforzamiento para que se especifique que cada operadora tendrá la obligación anual de ordenar una determinada cantidad de kilómetros de cables, en función de la densidad que tiene instalada como empresa.
Si no cumplen con este parámetro, se plantea poner una limitación a que la compañía siga operando con normalidad.

Para Espinel, esta sería una medida que ayudaría a corregir el caos visual. En los últimos dos años, Espinel dice que ha cambiado el servicio de internet por tres ocasiones y en ninguna se han llevado los cables inservibles. “Hay tantos alambres colgados que sirven como pared a los trabajadores para apoyar la escalera e instalar la nueva red”.
Robo de cables en Quito
Otro problema que generan los ‘tallarines voladores’ es que son atractivos para los pillos, por el cobre que contienen. El 28 de junio, una señora, su hija y su yerno fueron detenidos en la calle Inés Gangotena, al oriente de Quito, luego de que se habrían robado decenas de metros de cable de internet.
Los supuestos ladrones fueron en una camioneta y llevaron una escalera para amagar que eran técnicos de una operadora. Sin embargo, cuando los vecinos observaron que solo se llevaban los alambres, llamaron a la Policía para denunciarlos.
El jefe de operaciones de la compañía telefónica afectada acudió al lugar y confirmó que los detenidos no eran parte de la empresa. Además, señaló que este material es cotizado para venderlo a las fundidoras donde extraen cobre.
La Corporación Nacional de Telecomunicaciones (CNT) denunció que en 2024 Pichincha tuvo 936 delitos de este tipo y esto representó un gasto de 1’680.000 dólares para reactivar el servicio.
La ingeniera Tipán indica que dentro del plan de soterramiento se ha planteado a las empresas de telecomunicaciones que se migre el servicio, es decir que con la infraestructura subterránea que ha construido el Municipio, las operadoras pueden instalar las nuevas redes y circuitos bajo suelo y evitar tensar los cables en el aire.
Nuevos problemas en Quito
En un tramo de la avenida América, en el norte de la ciudad, José Chango les advierte a los transeúntes despistados que caminen con cuidado, para que no se tropiecen con un cable que está empotrado en el suelo y conectado a los ‘tallarines’ que cuelgan en el aire.

Él morador recuerda que hace dos años hubo un accidente de tránsito que tumbó un poste de luz. Al siguiente día, los trabajadores de una operadora hicieron esa conexión (sin sentido, considera Chango), generando malestar a los caminantes. “Nadie quiere hacerse cargo”.
En la calle Michelena, una arteria comercial del sur de la capital, Noheli Véliz y sus compañeras de trabajo ven con temor cómo cada semana los cables que cuelgan entre los postes descienden peligrosamente unos centímetros.
La joven vendedora asegura que en un par de ocasiones, los conductores de camiones han pedido ayuda a los moradores para que eleven los alambres con palos o escobas, para que su vehículo pueda pasar.
Los trabajos de soterramiento se seguirán realizando hasta el 2026. Se prevé que hasta entonces, las áreas intervenidas implicarán una inversión superior a los cinco millones de dólares.
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