Una joven de 22 años se hizo la dormida cuando un grupo de policías detuvo la marcha del bus interprovincial en el que ella viajaba, cerca del peaje de Oyacoto, al norte de Quito. Creyó que los agentes realizarían un control rutinario, pero la buscaban a ella. Su ubicación estaba marcada en el localizador de dos celulares que la sospechosa se habría ‘pateado’ horas antes.

Una policía le hizo una requisa y le encontró los dispositivos. La sospechosa no pudo justificar de dónde los había obtenido. Un ciudadano que acompañaba a los gendarmes reconoció uno de los teléfonos como el que se ‘bajaron’ de la heladería en la que trabaja.

La historia que se inventaba

En el expediente del caso consta que a las 12:30 del 18 de agosto, la sospechosa había ingresado angustiada a una reconocida heladería del sector La Mariscal, ubicada en el centro-norte de la ciudad.

Ella se habría inventado una historia para cometer sus fechorías. Según las indagaciones, le habría dicho a la encargada del local que le habían chocado el vehículo que supuestamente manejaba a dos cuadras del lugar y que necesitaba hablar con la propietaria del negocio para que le prestara el teléfono.

Según ella, quería tomar fotos del auto chocado y hacer unas llamadas de urgencia para reportar el incidente. La encargada estaba confundida y le prestó su teléfono. En ese momento, la sospechosa amagó como que habló con alguien y le devolvió el aparato.

Segundos después volvió a alterarse y le arrebató el ‘celu’, salió del local corriendo y nunca regresó.

Hubo otra víctima

Las investigaciones detallan que media hora después, la misma mujer había ingresado a un local de venta de celulares de un centro comercial ubicado en la avenida Amazonas, en el norte de la capital.

En este caso, la presunta ladrona también habría contado la misma historia: que le chocaron el vehículo y que necesitaba un teléfono para tomar fotografías del accidente, porque su dispositivo se había quedado sin batería.

La dependienta del local le dijo que esperara un momento hasta que llegara su compañero, para dejarle el local encargado a él, pues estaba sola.

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En ese momento, la sospechosa cogió el celular de la empleada y salió del sitio.

Según los policías que la capturaron, la mujer suele generar confianza para que los incautos no sospechen de ella. En el primer caso habría dicho que es amiga de la dueña de la heladería, mientras que en el segundo afirmó que era clienta frecuente del local.

Durante la audiencia de flagrancia, la detenida aseguró que presuntamente le habían encargado los celulares y que ella nunca los había robado. “Yo no apagué los teléfonos, ni les saqué el chip, ni nada”.

El juez que conoció la causa dispuso medidas alternativas a la prisión preventiva para la sospechosa, quien deberá presentarse en la Fiscalía los lunes, miércoles y viernes hasta que se resuelva el caso.

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